En una nueva entrega de: El Milagro de la aparición de la imagen de la Virgen de Huachana, cumpliéndose en este año 2.020 el bicentenario de su aparición, el padre Juan Ignacio Liebana, el padre «Juani», nos comparte una importante reflexión sobre otro de los aspectos importantes en la historia de la aparición: El Monte.
«Una vez más, Telésfora Verón, salió en silencio de su humilde hogar y se perdió en la espesura del monte que, a esa altura, ya se había convertido en su mejor amigo«.
LA NATURALEZA: En muchas de sus apariciones, la Virgen se presenta en medio de la naturaleza. En Lourdes, en una gruta y junto a un manantial. En Luján, junto a un río. En Guadalupe, al pie de un cerro. En Huachana, en medio de la espesura inhóspita del monte santiagueño. No es casual la elección de estos lugares. Ellos son, de por sí, una revelación de Dios, un libro abierto, un mensaje que refleja su gloria. Todo lo que existe ha salido de las manos buenas de Dios, es obra de su inmenso amor. Toda creatura grita la alabanza al Dios Creador, sugiriéndonos la adoración, el respeto y el cuidado, el silencio humilde y la contemplación maravillada. Pidamos a María la sabiduría para contemplar, admirar, cuidar y compartir con todos nuestra casa común.
UNA HUMILDAD QUE NACE: Hace un tiempo, Julio Paz, artista del Dúo Coplanacu, soltaba por el micrófono de un multitudinario recital, las siguientes palabras: Hemos llegado a Huachana y nos hemos encontrado con tremenda energía, con una cosa que nace… Pero también eso nace del monte. El monte no es un montón de árboles, pajaritos y algunos animales. El monte es como una entidad, es una cosa verde, viva, que tiene su fuerza propia. Lo hace bajar, muchas veces, la cabeza al hombre (hay algunos que no bajan la cabeza con nada, ni van a aprender, ni nada). Pero el hombre cuando va y se para verdaderamente frente a tremenda naturaleza, baja la cabeza y se declara humilde ante semejante manifiesto de la naturaleza. Este misterio escondido del monte inspiró innumerables leyendas, tradiciones, creencias que no hacen más que manifestar su fuerza sagrada, ante la cual sólo nos queda entrar de a puntillas de pie, dejando de lado toda ansia de conquista, control o explotación. Esta es la mejor reacción del hombre ante las cosas de Dios: caer de rodillas, adorar y agradecer. Pidamos a María la humildad para dejarnos sorprender y hablar por Dios a través de sus múltiples y bellas creaturas.
EL MONTE AGRESTE SE HIZO CASA: En Huachana la Virgen quiso hacer su casa, quedarse en el corazón del monte, lugar desde donde nos llama a su encuentro. Ni lo inhóspito del lugar, ni las malas condiciones del camino, nos impiden llegar a la casa de la Madre. Allí nos espera para hablarnos en el silencio del monte, en los múltiples verdes que pinta el paisaje, en las variadas especies animales, que alberga su misterio, en los preciosos y originales sonidos, percibidos en la paciente y atenta espera. Dios no tiene miedo de lo incierto, inhóspito y tenebroso. Es más, allí desea hacer su morada. Él elige también las incomprensibles vueltas de nuestro corazón, con sus pliegues, abismos y escondrijos, para poner allí su morada. Cuidemos la casa de la Madre, cuidemos el monte sagrado y sus campesinos, tierra santa con su tesoro escondido: sus pobladores -elegidos de honor de María- con quienes quiso compartir su tierra.
EL MANTO COLOR VERDE: A lo largo de su historia, el manto de la Virgen fue variando de color, hasta que un peregrino le ofrendó uno de color verde. Por esas cosas de Dios, quedó para siempre identificada con este color. Color del monte santiagueño donde quiso hacer su Casa. Color de la Vida que María, la llena de gracia, nos transmite con su humilde presencia: la vida del monte y de la naturaleza que queremos defender y conservar, como fuente de vida para tantos hermanos campesinos. Y la Vida de su Hijo Jesús, que ha venido para que todos tengamos vida y Vida en abundancia. Vida que queremos cuidar y proteger frente a tantas amenazas. Que María, Reina y Madre de este monte Santiagueño, nos ayude a cuidar y proteger la vida de los más débiles de nuestras comunidades.