Esta fue la primera visita de Putin a la capital bielorrusa en los últimos tres años.

Vladimir Putin llegó a Bielorrusia, principal aliado de Moscú en la campaña ucraniana, en medio de rumores de nueva ofensiva rusa que podría implicar de forma más directa a Minsk. «Nuestro objetivo hoy es hacer balance de la labor de nuestros gobiernos en distintos ámbitos, en primer lugar, el económico», dijo Putin al inicio de la reunión con el presidente Lukashenko.
Ante la propagación de informaciones sobre una nueva fase de las hostilidades en las que participarían tropas bielorrusas, el Kremlin dijo a través del portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, que «estas son especulaciones infundadas y absurdas». Para mandar un mensaje tranquilizador, Minsk anunció el fin de los ejercicios sorpresa lanzados la semana pasada para verificar la capacidad combativa de las Fuerzas Armadas del país. Pero no es un detalle menor que a Bielorusia haya viajado junto con la comitiva, el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, quien sobrevoló el fin de semana el frente ucraniano en helicóptero e inspeccionó las posiciones rusas en el campo de batalla.
Esta fue la primera visita de Putin a la capital bielorrusa en los últimos tres años. Hasta ahora, Lukashenko se ha negado a que su Ejército participe en los combates en Ucrania. Ambos presidentes guardaron silencio sobre el conflicto en la vecina Ucrania, en el que Minsk podría verse implicado directamente ante presiones de Moscú.
Putin destacó que ambos países «minimizan de un modo seguro y efectivo la influencia de las sanciones en sus economías; juntos hemos resistido la presión de las sanciones por parte de los estados inamistosos, los intentos de aislar a Rusia y Bielorrusia en los mercados globales», indicó.